Tiffany tenía la sensación de estar reviviendo el juicio del rey Salomón: tanto si defendía sus derechos como si renunciaba a ello, perdería a su hijo.
La irrupción del todopoderoso jeque Hassan en su vida transformó una existencia ordenada y tranquila en una pesadilla. Según él, Tiffany no era una buena madre y no tenía ningún derecho sobre su hijo... El difunto esposo de Tiffany así lo había dejado dicho.